—Te cuidado mucho cariño, no olvides llegar a casa al anochecer, hoy vendrán tus tíos desde Berlín.—
—Lo sé mamá lo sé... Nos vemos—
Caresse no pudo avanzar junto a su esposo hasta que vió que su pequeño desapareció al cruzar la calle. Estaban a principios de otoño, el sol salía únicamente al amanecer antes de volverse a esconder cuando caía el medio día por lo que no era necesario llevar sombrilla. Si tuviera que elegir, diría que era su época favorita del año.
Ambos se separaron entonces. Sus padres avanzaron con la calma y felicidad retratando su rostro en dirección a la panadería; y Du Sang se acomodó el bolso sobre el hombro, asistía a la misma institución desde que aprendió a leer la mente humana, y sus compañeros llevaban poco o más tiempo acompañándolo a lo largo de los años, los vampiros solían desarrollarse muy rápido, su ciclo de vida se pausaba una vez alcanzaran la madurez según su naturaleza, por ejemplo, un hombre vampiro promedio maduraba entre los 16 y 17 años al igual que una mujer, sin embargo, un doncel permanecía dormido incluso hasta los 18.
—Joven D'Agneau, que sorpresa... Vuelve a llegar tarde— Lady Ilió, una mujer demasiado estricta e institutriz del ala éste de la institución dedicada a mujeres y donceles en las primeras cuatro horas del día.
—Madame...— Du Sang no tuvo más que hacer una corta reverencia esperando a recibir el regañó diario, pero... Algo sucedió...
Una flecha atravesó a Lady Ilió por el cuello antes de que esta comenzara a reprender. Asustado Du Sang terminó en el suelo, hiperventilo cuando el cuerpo inherte de la institutriz cayó sobre sus pies..
—Aaaghhj agh ...— El doncel jadeó completamente paralizado.
Solo bastaron unos segundos para que otra y otra flecha más llegaran y se clavaran sobre las puertas de madera de la institución, Du Sang reaccionó, pateó el cuerpo a sus pies sin vida y tastabillo hasta uno de los baños más cercanos, su frente estaba empapada y las manos le temblaban de miedo.
—¡Le dí, juro que le dí señor!—
—Imbecil le diste a la maestra, ¿Ahora en dónde está?—
Dos voces masculinas aprecio gracias al eco del baño, y una tercera femenina interrumpió...
.—Lo ví arrastrarse hacía acá...— Ay no... Los pasos se comenzaron a acercar. Desesperado Du Sang buscó dónde esconderse y con la mirada dirigiéndose para todas las direcciones, dió con la pequeña escotilla de ropa sucia en los vestidores del fondo, tan solo no debía hacer ruido.
Concentrado y tan rápido como podía avanzó hasta la pequeña puerta, la levantó y de un salto entró para volver a cerrarla.
—Mira lo que hiciste Shock, por tu culpa perdimos al doncel— Los pasos se detuvieron tan solo a unos pasos de Du Sang. Él estaba a punto de colapsar 👍🏻
—¿Quieres callarte? Estoy intentando pensar qué haremos...—
—Barrel tiene razón, si el jefe se entera que lo perdimos nos va a freír junto al almuerzo.— Una voz masculina comenzó a levantar el tono. La mano del pequeño doncel detuvo sus sollozos lo más que le era posible, pero no podía, estaba aterrado, veía con lágrimas en los ojos cómo tiraban los casilleros del vestidor y abrían una a una las puertas del resto de ductos para la ropa sucia.
—¿Qué demonios estás haciendo Lock?—
—¿No es obvio? Hago tu trabajooo— Estaba a dos escotillas...
—Vamos, tú por el lado izquierdo y yo los casilleros— el par Pretendió hacerle segunda a "Lock" pero qué importaba, ahora estaba a una escotilla, un gemido se le escapó, la mano la tenía empapada de lágrimas y sudor frío y sus pensamientos sólo estaban en su adorada madre horneado cinnamon rolls como todos los lunes.
Y su escotilla se abrió...
—¡Mierda lo tengo!—
—¡No lo dejes ir!—
Du Sang Pretendió correr, saltar de la escotilla y escapara hacía la entrada y esconderse en su casa, entre sus cobijas pistache, pero no pudo... El sujeto lo tomó por el cuello y lo estaba presionando lo suficiente para marearlo.
—tch tch tch— clickeaba con la lengua... —No sabes cuánto te hemos buscado... Mon seigneur...— ¡¿Qué?!
Estaba horrorizado, se retorció cómo pudo, pateó y rasguñó, consiguió hacer que le soltaran y cayó al piso de golpe, pero no tenía tiempo para sobarse, debía correr.
Jadeante se puso de pie y Pretendió correr... BANG
—¡AAAAAHHHHGGGHH!—
—¡Idiota no le dispares!—
—¡Iba a correr ¿Qué querías que hiciera?!— La pareja, una mujer delgada y de ojeras y un chaparro regordete comenzaron a discutir cosas que a Du Sang no le importaban TENÍA UNA MALDITA BALA EN EL MUSLO
Que importaba, con las manos se impulsó hacía adelante, no le importaba lastimar sus uñas, estaba desesperado necesitaba escapar.
—¿A dónde crees que vas cariño?— El tercer sujeto lo tomó por el cabello
—Su-su ¡Suéltame!—
—Yo creo que no, tú vendrás con nosotros— Su cabello fué tirado con mayor fuerza hasta ponerlo en pie.
—¡Aaagh aaahhh qué ¿Qué quieren de mi?— Sus alaridos de dolor, sus lágrimas y gemidos, toda su miseria parecían... Complacer al sujeto...
Du Sang tomaba con fuerza las manos que prensaban en el aire, necesitaba soltarse, estar de pie hacían que la bala lo lastimara más.
—Solo queremos que vengas con nosotros mi señor—
—Tan solo no te resistas, no es la única bala que tengo— El regordete lo miró con malicia
—¿Cómo verga que más balas? Pendejo no le debes disparar al Seigneur—
—¿Y qué si se vuelve a echar a correr?—
—Aaarrgh ¡¿Quieren cerrar la maldita boca?! Vamos— El que lo sostenía parecía ser el líder del trío, era un sujeto delgado y alto con el cabello pelirrojo, y aunque los tres suponían la misma edad, éste lucía más cansado y molesto con la vida, que el resto.
—No no, por favor, se los ruego... Yo yo, les daré dinero, sueltenme por favor—
—Pfff jajaja cariño, no nos interesa tu dinero...—
—Se los imploro, no levantaré cargos...— Su voz ya estaba ronca y ahogada en sollozos.
—...Lo lamento pero no...— Momentáneamente, el pelirrojo miró a los ojos a Du Sang y como si lo quisiera ocultar, un rasquicio de pena... O quizá vergüenza asomó en su mirada y el doncel lo pudo apreciar perfectamente.
En un segundo, la mujer lo tenía atado por las muñecas e iba montado en los hombros del pelirrojo. No pudo continuar gritando por la cinta que el regordete le colocó en los labios, por lo que sus berridos solo hacían que su garganta se reventara.
¿Cómo no se había dado cuenta? Al salir del baño la escuela entra era un desastre, habían muerto en los pasillo y los que aún quedaban con vida servían de patos para jugar al tiro al blanco de los vampiros que acompañaron al trío que lo llevaba.
—Agh malditos sujetos, son un asco— El regordete se quejo cuando por accidente piso un charco de sangre.
—No sé porqué el señor no nos quiso mandar dolor, digo, solo es un doncel, ¿Qué podría hacernos?—
Du Sang quería seguir escuchando, pero estaba perdiendo demasiada sangre por la bala y comenzaba a sentirse adormilado, en su esfuerzo quiso pedir que de detuvieran...
—... Lock... ¿El seigneur está bien?—
—Oye sí, está pálido—
Du Sang se comenzaba a concentrar en los gritos del resto de sus compañeros y los pasillos marcados con huellas de sangre. Los ojos se le cerraban lentamente.
—¡Maldición Shock mira lo que ocasionas!—
Lock molesto no bajó al doncel y apresuró el paso hasta llegar a una camioneta negra sin placas de registro. Du Sang se esforzaba por mantenerse consciente y hubo un punto en que comenzaba a perder la intención de abrir los ojos, pero escuchó una voz aún en el interior de la escuela, una voz que siempre hizo que sus entrañas se removieran...
—¡Du Sang!—
Tomó fuerzas de no sabe dónde y con premura procuró regresar a la consciencia, y entre el pánico del trío que lo secuestraba y sus párpados pesados, lo pude ver, siendo detenido por el resto de sus amigos, preso de la desesperación y la ira. Lion D'Argent.
Lion un joven de poca gracia al caminar, torpe a la hora de hablar, pero una antorcha que adoraba calentar el corazón de Du Sang. El hijo del conde D'Argent había encantado el corazón de Sang D'Agneau mucho antes de que éste conociera el origen de su fina cuna.
Du Sang quiso moverse para poder verlo por última vez, algo le decía muy dentro de su corazón que ésta sería la última vez que lo viera... Solo una última imagen de sus preciosas pestañas no importando que estuvieran empapadas de lágrimas de rabia.
—¿Cómo puede desangrarse si es un vampiro?—
—... Es... Él es diferente...—
—¿No es un vampiro?—
—No completamente, no lo sé, al jefe le molestó que hiciera tantas preguntas así que me callé...—
—... Wey contexto, ¿Si no es un vampiro entonces para qué lo querrían?—
—... No tengo ni idea, andando—
La plática ajena dejó de importarle a Du Sang porque después de intentar abrir más los ojos, algo dentro de él se apagó y perdió el conocimiento. Para cuándo abriera los ojos estaría tan lejos de su adorado Lion que a sola idea le ardió, en medio de la obscuridad de sus párpados cerrados, una lágrima ahogó su párpado y resbaló por su mejilla, era una lágrima de despedida a Lion, a mamá y a papá... Nuevamente, a la vida que siempre conoció.
Pero muy lejos de la inconsciencia de Du Sang un par de ojos cargándose en vergüenza no pudieron evitar percibir la gota que le resbaló por el rostro al llevarlo en brazos hasta el auto... alguien estaba más afligido de lo que lucía y luchaba por tragar su desgracia para que ninguno del resto lo notara.
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